¿Puedo comer mi plato? (Y otras preocupaciones sobre la cerámica)

Entonces, estás disfrutando de una comida deliciosa y un pensamiento travieso cruza por tu mente: "Hmm, este plato de cerámica se ve terriblemente tentador... ¿podría realmente comerlo?"

Bueno, amigo mío, estoy aquí para darte la mala noticia: ¡resiste el impulso!

Si bien los platos de cerámica son indudablemente hermosos y funcionales, no están precisamente en el menú. Aquí te explicamos por qué:

  • Esmaltes y pinturas: Muchos platos de cerámica están adornados con esmaltes y pinturas, algunos de los cuales pueden contener sustancias químicas nocivas. 1 La ingestión de estos productos puede provocar algunos efectos secundarios desagradables (como dolores de estómago o algo peor).
  • Envenenamiento por plomo: Algunas cerámicas antiguas, especialmente aquellas producidas antes de que existieran regulaciones más estrictas, podrían contener plomo en sus esmaltes. 2 El envenenamiento por plomo es un problema de salud grave. 3
  • Bordes afilados: si su plato se desmoronara de alguna manera durante la comida, quedaría con la boca llena de fragmentos de cerámica afilados. No es exactamente una experiencia gastronómica agradable.

Pero no te preocupes, esto no significa que debas deshacerte de tu colección de cerámica. Simplemente, limítate a utilizarla para el propósito previsto: guardar la comida.

Consejo profesional: si le preocupa la seguridad de sus platos de cerámica, busque aquellos etiquetados como "aptos para alimentos" o "sin plomo".

Ahora bien, si realmente anhelas una experiencia culinaria única, te sugiero que explores algunas opciones comestibles, como platos de chocolate o cuencos de barquillo. ¡Solo recuerda saborear el sabor y evitar consumir el plato por accidente!

Descargo de responsabilidad: este artículo es solo para fines de entretenimiento. No intentes comer tus platos de cerámica.

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